sábado, 1 de julio de 2023

Pablo

Pablo es el segundo de mis hijos... cumplirá este año 13 años, dentro de poco, el 7 de agosto... y ya se va haciendo un hombrecito. Pablo es alegre, amistoso, amigo fiel, tremendo, intenso, dramático, simpático... y muchas otras cosas, todas buenas. ¿Tiene defectos o puntos de mejora? Claro que sí... pero quedan ocultos por todas sus virutdes. Está forjando su carácter y a su madre y a mi nos gusta ver la persona en la que se está convirtiendo. Es buen estudiante, curioso, tiene un punto autodidacta muy bueno... aunque no sea tanto de leer libros como de ver videos en YouTube (cosas de los tiempos). Pablo es especial, qué voy a decir yo de mi hijo. Con Pablo tengo la sensación de tener un diamante conmigo, de tener una suerte inmensa de estar con él, la necesidad de protegerlo y a la vez darle alas... estoy seguro de que su madre (mi amada esposa) siente lo mismo... nos lo vemos en las caras cuando hablamos de él. Me gustaría congelar el tiempo para estar con él para siempre. Tenemos dos hijos más (mi mujer y yo) y claro que los queremos mucho también... pero hoy le toca a Pablo ser el protagonista de este post. Bueno, otro día contaré más cosas de Pablo, porque cuando digo que es un niño especial, lo digo pensándolo bien.

jueves, 9 de marzo de 2023

Portugal

Hoy retomo, después de un buen parón, el hábito de escribir unas líneas y poner por escrito algunos pensamientos, algunas reflexiones… veremos si consigo mantener este hábito. Vuelvo en parte porque mis niños, el mayor ya tiene 15 años y el segundo cumple este año los 13, descubrieron que cuando eran pequeños tenía esta costumbre y se interesaron por lo que escribía. Resulta que tengo algunas entradas dedicadas al mayor, pero nada al mediano o al pequeño (porque no habían nacido todavía). Por tanto, debo dedicarles algo a ellos también y hay que retomar esta buena y bonita costumbre, que nunca debí dejar de lado. Hoy estoy de viaje de vuelta de Braga, bonita y gris ciudad. Me gusta mucho Portugal… y esto es algo que no hubiera dicho cuando fui de viaje de estudios con 13 años a Lisboa, Caparica y el Santuario de Fátima (los viajes de antes…) más o menos por el año 1988… Pero repito, he podido volver a Portugal varias veces en los últimos años y he visto un país distinto al que vagamente recordaba de mi adolescencia. Ahora, más maduro y con más contacto con los portugueses, he podido empaparme mejor de su, podríamos decir, valores generales o visión de la vida… quizás sea demasiado pretencioso o una exageración decir esto. De hecho, creo que yo soy un poco portugués también, nostálgico, tranquilo… si fuera a nacer y me dijeran que no puedo nacer otra vez en mi pueblo… pediría nacer en Portugal. De pequeño, no sé cómo, cayó entre mis manos un pequeño libro de poemas de Pessoa… con un pequeño resumen de su vida… me gustaron mucho y destilaban nostalgia, tristeza bella, como si estuviera escuchando un fado. Hubo un verso suyo que me impactó, por su belleza, por su originalidad… es muy conocido y no lo he olvidado con los años, aunque no leí más de su obra.. el verso dice: “… el poeta es un fingidor, y finge tan completamente, que hasta finge que es dolor, el dolor que en verdad siente”. Pues eso, finjamos que somos felices e intentemos representar, de corazón, el mejor papel, la mejor versión de nosotros mismos ante la vida.